viernes, 30 de octubre de 2009

¿en qué voy a pensar?

Fue un minuto más solamente,
pero la habitación se abrió en dos, cortándome a mi y a mi pasado por la mitad.
Así fue como le dije adiós, de una manera fugaz y descompuesta, de la manera en que debían ser las cosas.
Aún en las noches más acogedoras lo recuerdo, y no necesito de estímulos para extrañarlo.
Me sobra la capacidad de sentir, me falta la de actuar.
Mis rodillas se doblan por el peso de la culpa y mis ojos son sólo dos pantallas que ocultan un fracaso irresponsable.
Me gustaría, talvez, ser mejor y contentarme a mí y a todos. A todos porque uno es parte de todos, a mi porque todos son parte de mí.
Y en el minuto del despegue, aún siento tus brazos en los míos y tu suave murmuro que me tienta a soñar que es posible.
Pese a eso, lo posible se torna enjuto en el trayecto y sé que me pesará.
No quiero, no quiero ser esa persona que anhelo, es tan cómodo sentarse a ver una mejor imágen de tí misma, una imágen que todos querrían tener.
Y al momento de irse a acostar; en qué voy a pensar?

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